El secretario de Estado reafirmó que es inviable un pacto de paz con organizaciones delictivas y justificó las operaciones marítimas en el Caribe y Pacífico.
Estados Unidos rechaza firmar acuerdos con grupos narcotraficantes
Cortesía de diariopanorama
Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, ha subrayado que el país no establecerá acuerdos de paz con grupos relacionados con el narcotráfico, en el contexto de un aumento en las operaciones contra embarcaciones sospechosas en las aguas del Caribe y el Pacífico. Sus afirmaciones fueron expresadas en una conferencia de prensa donde defendió esta firme postura.
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Durante su intervención, Rubio declaró de manera categórica: “No vamos a firmar un acuerdo de paz con bandas narcotraficantes. No podemos. No podemos alcanzar un acuerdo de paz con [la mara salvadoreña] MS-13, no podemos alcanzar un acuerdo de paz con Tren de Aragua.” Asimismo, enfatizó la imposibilidad de llevar a cabo negociaciones con grupos insurgentes.
En sus comentarios, Rubio incluyó a la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y a facciones que surgieron de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y destacó que algunos de estos grupos continúan enviando drogas hacia Estados Unidos o colaboran con cárteles mexicanos. Washington ha reportado la destrucción de al menos 29 embarcaciones y ha registrado 104 muertes, calificando a estos actores como “narcoterroristas”.
Además, Rubio afirmó: “No puedes firmar un acuerdo de paz con esa gente de la misma manera que no podrías firmar con una mafia”, lo que subraya su rechazo a cualquier tipo de pacto con organizaciones criminales. Esta comparación tuvo como objetivo diferenciar a los grupos insurgentes de las mafias o cárteles tradicionales, evitando así negociaciones ambiguas.
El gobierno anterior de Donald Trump ha clasificado a varios cárteles como “organizaciones terroristas”, un argumento que, según la administración, legitima las operaciones en la región. Trump incluso amenazó con llevar a cabo ataques “muy pronto” en tierra, aunque sin especificar países, lo que generó preocupación entre gobiernos latinoamericanos y organizaciones civiles ante la posibilidad de una escalada del conflicto.
Diversas administraciones, especialmente aquellas lideradas por partidos de izquierda, han criticado las acciones de Washington, afirmando que sus políticas generan un clima propicio para la guerra en la región. Organizaciones regionales han demandado pruebas sobre las designaciones de “narcoterroristas” y han solicitado mayor cooperación internacional para abordar de manera efectiva el problema subyacente, que incluye la demanda y las redes de narcotráfico. Marco Rubio reiteró que la principal amenaza en la región es el crimen organizado y el narcotráfico, y aseguró que casi todos los países comparten esta visión, incluso aquellos críticos de la política estadounidense. Reiteró que no se buscará un “acuerdo de paz” con estas estructuras y defendió las acciones destinadas a reducir su capacidad operativa.
