León XIV denuncia la locura de las inversiones financieras en audiencia navideña

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En un discurso contundente, el Papa León XIV instó a regresar al corazón, donde se preserva el verdadero valor, alejándose de las riquezas materiales que provocan sufrimiento y destrucción.

En el marco de la audiencia navideña, celebrada el miércoles en la emblemática Plaza de San Pedro, el Papa León XIV hizo un llamado vehemente a la humanidad para que “regresen al corazón y se dejen iluminar por Cristo”, enfatizando que “es en el corazón donde se conserva el verdadero tesoro y no en las cajas fuertes de la Tierra”.

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Frente a una multitud considerable, el pontífice formuló una declaración contundente: “Las inversiones financieras, en su magnitud actual, están más desquiciadas que nunca y concentradas de manera injusta, idolatradas a costa del sufrimiento de millones de vidas humanas y la devastación de la creación divina”.

En el contexto de su catequesis, el pontífice lamentó que “frecuentemente, la tendencia a realizar actividades excesivas, en vez de proporcionar plenitud, se transforma en un vórtice que nos aturde, resta seguridad y dificulta la vivencia de lo verdaderamente significativo en nuestra existencia”.

León XIV añadió que “en consecuencia, experimentamos fatiga e insatisfacción; el tiempo parece desvanecerse en una multiplicidad de tareas prácticas que, sin embargo, no abordan el sentido último de nuestra vida. A menudo, al concluir días repletos de ocupaciones, se siente un vacío existencial”, precisó.

El pontífice exhortó a la comunidad a dedicar mayor tiempo al amor hacia el prójimo, “quien interroga nuestro corazón, incitándolo a abrirse y a entregarse”. El prójimo demanda que se desacelere, que se establezca contacto visual y, en ocasiones, que se reconsidere el rumbo de nuestras acciones.

Ambiente festivo en el Vaticano
Durante la ceremonia, León XIV saludó en diversos idiomas a las multitudes de fieles que se congregaron para experimentar la atmósfera navideña que permea tanto la Plaza de San Pedro como la basílica. Antes de iniciar el evento, el Papa recorrió la plaza, interactuando con aproximadamente 30 mil asistentes, deteniendo el papamóvil para hacer la señal de la cruz sobre la frente de los infantes que le eran presentados.

En su mensaje, el pontífice reiteró la necesidad de “regresar al corazón y dejarse guiar por Cristo”, advirtiendo que “en los numerosos desafíos que enfrentamos, siempre surge el riesgo de dispersión, a veces de desesperación o de carencia de significado, particularmente en individuos que aparentan tener éxito”.

“De hecho, el prójimo nos solicita desacelerar, establecer contacto visual, y con frecuencia, modificar nuestros planes o incluso la dirección de nuestra vida”. Este proceso también nos reconduce hacia el corazón.

“Este es el secreto del movimiento del corazón humano: retornar a la fuente de su existencia, disfrutar de una alegría que no mengua ni decepciona. Nadie puede sostener una vida plena sin un significado que trascienda lo contingente, más allá de lo efímero. El corazón humano no puede subsistir sin trascender, sin la comprensión de que está