Algunos utensilios de cocina pueden liberar partículas microscópicas que afectan la salud digestiva y general.
Utensilios de cocina que liberan partículas dañinas para la salud
Cortesía de minutoneuquen
El uso cotidiano de utensilios de cocina es una práctica común en los hogares, sin embargo, es imprescindible destacar que ciertos instrumentos, especialmente aquellos que presentan un desgaste significativo, pueden liberar partículas microscópicas que se transfieren a los alimentos. Estas partículas son invisibles, carecen de sabor y no emiten olor, y su presencia ha sido objeto de estudio por su potencial para irritar el sistema digestivo, alterar la microbiota intestinal y acumularse en el organismo a lo largo del tiempo. Esta exposición, aunque silenciosa y casi imperceptible, representa un riesgo para la salud.
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La problemática surge no del acto de cocinar en sí, sino del proceso de envejecimiento de los materiales que conforman estos utensilios. Por ejemplo, cuando una sartén pierde su revestimiento antiadherente, o cuando un tupper presenta rayaduras, comienzan a desprenderse pequeñas partículas que se incorporan a la comida. En el contexto actual, donde se incrementa la preocupación por la salud intestinal y los efectos de los microplásticos, la elección de utensilios de cocina adecuados ha cobrado relevancia en el debate sanitario global.
Los utensilios de cocina, a menudo valorados por su practicidad y facilidad de limpieza, pueden convertirse en un peligro silencioso. Cuando el recubrimiento antiadherente empieza a agrietarse o descascararse, es en esas fisuras donde se generan fragmentos invisibles que, al ser sometidos a calor, se transfieren a los alimentos preparados.
A pesar de que muchos fabricantes han adoptado materiales más seguros en sus productos, el desgaste sigue siendo un factor crítico que no debe ser subestimado. La pérdida de integridad de la capa protectora puede resultar en una fragmentación que compromete la seguridad alimentaria. Esto no implica la eliminación total de utensilios antiadherentes, sino que se hace necesario reemplazarlos oportunamente, dado que una sartén que presenta un alto grado de rayaduras puede resultar en una mayor transferencia de microfragmentos a los alimentos de lo que se podría suponer.
Los recipientes plásticos, especialmente aquellos que presentan rayaduras o que han sido dañados por el calor, también representan un riesgo considerable. Esta liberación de partículas ocurre con mayor frecuencia cuando los alimentos son calentados directamente en estos utensilios o cuando son sometidos a limpieza con esponjas abrasivas que agravan el deterioro del material.
Un aspecto fundamental a considerar es el comportamiento del plástico al ser expuesto a altas temperaturas, ya que este material se vuelve más blando, poroso y susceptible a liberar microcomponentes nocivos. Por lo tanto, se aconseja evitar el recalentamiento de alimentos en recipientes plásticos que presenten señales de envejecimiento, para prevenir potenciales riesgos a la salud.
En cuanto a las tablas de picar y utensilios de madera, estos se consideran un riesgo que a menudo se subestima. Aunque la madera es un material noble, su naturaleza porosa permite la acumulación de restos de comida, humedad y bacterias en fisuras invisibles que se forman con el tiempo. Al cortar alimentos sobre estas superficies, se genera fricción que puede desprender fibras diminutas que se mezclan con los ingredientes.
Este problema no es reciente, pero ha sido objeto de un creciente interés en la comunidad científica, lo que ha llevado a los especialistas a recomendar la sustitución de tablas de picar que presenten grietas profundas o áreas que no pueden limpiarse adecuadamente.
Finalmente, es importante mencionar el dilema del acero inoxidable, que aunque a simple vista parece un material eterno, no es inmune al desgaste. Este tipo de utensilios, en particular aquellas ollas o cucharones de antigüedad considerable, pueden sufrir un deterioro que compromete su integridad. Por lo tanto, es esencial llevar a cabo una revisión periódica y un reemplazo adecuado de los utensilios de cocina para garantizar la seguridad alimentaria y la salud general de los consumidores.
