Duros comienzos: en los primeros años de SpaceX sus ingenieros organizaron una huelga tras quedarse sin comida en una isla desierta

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Según un nuevo libro, los primeros ingenieros de SpaceX tuvieron que trabajar en una isla en el océano Pacífico en condiciones bastante duras y los suministros de comida a veces se retrasaban.

En los primeros años de la empresa SpaceX, sus ingenieros trabajaron en una isla aislada y a veces padecieron problemas con el suministro de la comida, por eso en uno de aquellos momentos organizaron una huelga hasta que recibieran cigarrillos y alitas de pollo, según contó Eric Berger, el redactor jefe de Ars Technica, en su nuevo libro, 'Liftoff', publicado el martes, informa International Business Times.

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En su publicación Berger reunió historias de empleados de la compañía que trabajaron en SpaceX desde su fundación y prepararon los primeros lanzamientos de cohetes. En sus primeros años, la compañía eligió la isla Omelek, que forma parte del atolón Kwajalein en la República de las Islas Marshall, como el principal lugar de lanzamiento de sus cohetes debido a su ubicación cerca del ecuador, lo que facilitaba la llegada a la órbita.

La compañía comenzó a lanzar cohetes Falcon 1 desde Omelek en 2006. Sin embargo, hasta ese momento, los primeros ingenieros de SpaceX trabajaron en la isla en condiciones difíciles: la isla no tenía cocina, los productos llegaban en barcos y a veces se retrasaban.

En otoño de 2005, el descontento de los empleados se convirtió en una huelga. La situación fue agravada por los gerentes de SpaceX, quienes reprendieron a los ingenieros por errores en la documentación, escribió Berger. Los trabajadores habían estado anticipando la llegada de un barco con un cargamento de comida, cerveza y cigarrillos. Cuando la nave no llegó, fue la gota que colmó el vaso.

"En algún momento todos se hartaron y decidieron que necesitábamos encontrar una manera de hacerles saber que también éramos parte de este equipo", declaró Jeremy Hollman, el ingeniero que dirigió el equipo de Omelek. "Eramos como animales salvajes en la isla, esperando comida", destacó el técnico Ed Thomas.

Hollman llamó al director de lanzamiento, Tim Buzza, y le explicó que los miembros del equipo no trabajarían hasta que recibieran comida y cigarrillos. Según él, Buzza "se dio cuenta de la gravedad de la situación", por lo que decidió llamar a un helicóptero del Ejército para entregar cigarrillos y alitas de pollo a los empleados esa misma noche. Después de obtener pollo y cigarrillos, los ingenieros volvieron al trabajo.

En la primavera siguiente, SpaceX probó a realizar su primer lanzamiento, pero el cohete se incendió y cayó al océano. Para elevar la moral de los ingenieros, Musk les regaló una sesión de vuelo en gravedad cero para que los empleados pudieran experimentar brevemente la misma sensación que tienen los astronautas, escribió Berger.

Poco a poco, la isla se volvió menos inhóspita, logró establecer los suministros de alimentos y construyó su propia cocina, los trabajadores incluso tenían una "camioneta refrigerada" con bebidas ilimitadas, contó el autor del libro.

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Fuente: RT en Español