30/12/2025

Consejos esenciales para proteger la salud infantil durante la ola de calor

El golpe de calor representa una condición crítica que puede provocar un aumento significativo de la temperatura corporal, alcanzando hasta 40°C, lo que requiere atención médica inmediata ante los primeros signos de alarma.

La ola de calor puede ser especialmente perjudicial para la salud de los menores, quienes son más susceptibles a sus efectos adversos. Entre los sintomas que pueden manifestarse se incluyen la sudoración excesiva, la piel pálida y fresca, así como una intensa sensación de calor. Otros signos relevantes son la sed intensa, la sequedad bucal, calambres musculares, agotamiento, debilidad, y síntomas gastrointestinales como náuseas o vómitos, así como cefaleas y mareos.

Asimismo, en situaciones de peligro, es fundamental proporcionar a los lactantes una mayor frecuencia de alimentación, ya sea a través del lactancia materna o fórmula láctea, y en el caso de los niños mayores, es esencial ofrecer agua para mantener la correcta hidratación. Se debe trasladar al niño a un entorno fresco y ventilado, preferiblemente con aire acondicionado, despojarlo de prendas innecesarias y mojar su cuerpo con agua fresca. La promoción del reposo y el descanso, así como la consulta con un pediatra o un Centro de Salud son acciones recomendadas en estos casos.

Por otro lado, el golpe de calor se define como una condición médica severa en la que la temperatura corporal puede incrementarse considerablemente, alcanzando cifras superiores a 39°C o 40°C. En este contexto, los síntomas pueden incluir la aparición de una piel roja, caliente y seca, junto con una aceleración de la respiración y la frecuencia cardíaca. Asimismo, se pueden presentar alteraciones en el estado de conciencia, incluyendo vértigo, desorientación, confusión, y en casos extremos, convulsiones.

En caso de que se sospeche un golpe de calor, es imperativo acudir de inmediato al servicio de emergencias o al Centro de Salud más cercano. Durante este tiempo, se debe mantener al niño en un ambiente fresco y ventilado, retirarle la ropa y enfriarlo rápidamente mediante la aplicación de agua fría sobre su cuerpo. Si el niño se encuentra consciente, se le debe ofrecer agua fresca.

En cuanto a los grupos más vulnerables, se identifican los menores de 5 años, especialmente aquellos que no han cumplido 1 año. También se debe prestar atención a los niños con enfermedades crónicas como afecciones cardíacas, renales o neurológicas. Los menores que presenten fiebre, vómitos o diarrea, así como aquellos con malnutrición o que hayan sufrido quemaduras solares, también son categorizados como de alto riesgo.

La prevención y la atención adecuada durante los episodios de ola de calor son esenciales para garantizar el bienestar de los menores. La educación de los padres y cuidadores sobre las medidas de urgencia y los síntomas a observar puede marcar la diferencia en la salud de los niños en estas circunstancias.