El papa León XIV ha revitalizado tradiciones litúrgicas olvidadas, enviando un mensaje de esperanza y unión en la víspera de Navidad.
En el marco de las festividades navideñas, el papa León XIV ha decidido revitalizar tradiciones litúrgicas que habían caído en el olvido por parte de la Iglesia Católica, tales como la Misa del Día de Navidad, que no se celebraba desde 1994. Sin embargo, antes de esta celebración, el Santo Padre llevó a cabo la tradicional Misa de Nochebuena, donde hizo un llamado a la esperanza y la unidad en un mundo marcado por el conflicto y el sufrimiento.
El día anterior a Nochebuena, desde Castel Gandolfo, el papa León XIV emitió un mensaje contundente, en un contexto de intensa actividad y descanso. Durante este evento, en medio de vítores y música de la orquesta municipal, se dirigió a varios periodistas presentes, quienes plantearon preguntas sobre varios problemas globales, incluyendo la situación en Ucrania y en Oriente Medio.
En relación al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, el papa expresó su profunda tristeza al observar que estos momentos, que deberían ser de celebración por el nacimiento de Cristo, están ensombrecidos por la violencia y la muerte. Asimismo, mostró su decepción ante la negativa del Kremlin a aceptar un alto el fuego durante esta festividad, y por ello envió un mensaje claro: «Ojalá nos escuchen y haya 24 horas, un día de paz en todo el mundo».
Respecto a la situación en Medio Oriente, el Santo Padre observó que, a pesar de la existencia de un alto el fuego, el panorama sigue siendo complicado en el enclave palestino. León XIV evocó su reciente visita a varias naciones de la región y destacó que, ese mismo día, conversó con el párroco argentino de Gaza, Gabriel Romanelli. «Están intentando celebrar una fiesta en medio de una situación que sigue siendo muy precaria. Esperemos que el acuerdo por la paz siga adelante», afirmó.
A partir de las 22 horas de este miércoles (18 horas en Argentina), el papa León XIV presidió la Misa de Nochebuena, donde ofreció una profunda homilía ante más de 6 mil fieles congregados en la Basílica de San Pedro y más de 5 mil que siguieron la transmisión en la Plaza de San Pedro. Este evento marcó un hito histórico para el Vaticano, ya que no solo fue la primera misa del Prevost, sino que también simbolizó el retorno a las tradiciones litúrgicas.
Durante su homilía, el Santo Padre transmitió un mensaje de amor y unidad, resaltando que, para iluminar la ceguera humana, el Señor optó por revelarse como hombre, reflejando su verdadera esencia, conforme al proyecto de amor que comenzó con la creación del mundo. «Mientras la noche del error oscurezca esta verdad providencial, tampoco queda espacio para los otros, para los niños, los pobres o los extranjeros», subrayó.