El regreso de Pity Álvarez al escenario tras casi diez años genera controversia por su actuación en Córdoba.
Este sábado, el célebre rockero Cristian 'Pity' Álvarez realizó su regreso triunfal a los escenarios en un concierto masivo celebrado en el estadio Mario Alberto Kempes, ubicado en Córdoba. Este evento marcó su primera actuación significativa después de una prolongada ausencia de más de nueve años, y no estuvo exento de controversias, especialmente tras la difusión de un momento particular que se hizo viral en diversas plataformas de redes sociales.
La última vez que Álvarez había ofrecido un recital propio se remonta a más de nueve años atrás, periodo en el cual su carrera se vio interrumpida debido a una serie de complicaciones legales y personales que lo mantuvieron alejado de la música y el espectáculo en vivo por un extenso lapso.
Durante este intervalo, su vida estuvo signada por múltiples causas judiciales, destacándose el caso relacionado con la muerte de un vecino en 2018, lo que resultó en su detención preventiva y un complejo proceso penal. Con el tiempo, las autoridades judiciales lo declararon provisoriamente inimputable a causa de problemas de salud mental, lo que conllevó a la suspensión del juicio y le permitió, con la debida autorización judicial, reintegrarse a actividades artísticas, como fue el recital en Córdoba.
El espectáculo en el Kempes atrajo a más de 35.000 asistentes, quienes recibieron con fervor el regreso del artista, entonando sus clásicos y temas que abarcan su trayectoria con las bandas Viejas Locas, Intoxicados y su carrera en solitario.
Uno de los momentos más controversiales de la velada fue indudablemente la entrada de Pity al escenario, quien apareció acompañado de una mujer sujeta a una correa, la cual le ofreció un vaso y encendió un cigarrillo antes de que comenzara su presentación. Esta imagen, deliberadamente provocadora, se constituyó en la apertura de un recital repleto de simbolismo, ironía y gestos que, para muchos, oscilaron entre la performance artística y el exhibicionismo extremo.
Las redes sociales se inundaron de clips y críticas, generando un debate polarizado entre quienes defendieron la acción como una expresión artística audaz y aquellos que la cuestionaron por considerarla ofensiva o de mal gusto. Este evento no solo marcó el retorno de un ícono del rock argentino, sino que también desató un diálogo sobre los límites de la provocación en el arte contemporáneo.