Luis Mario Saraco, quien sufrió una severa lesión ocular a los 21 años, ahora trabaja como remisero tras su retiro del fútbol profesional.
Es común que se asocie el hecho de jugar en Boca Juniors o River Plate con una estabilidad financiera perdurable, sin embargo, la realidad en el ámbito del fútbol profesional es compleja y a menudo engañosa. Las lesiones, decisiones estratégicas o circunstancias ajenas al terreno de juego pueden dar lugar a situaciones que amenazan la carrera de cualquier deportista.
Un ejemplo paradigmático de esta problemática es el caso de Luis Mario Saraco, quien emergió en la década de 1970 como una de las más prometedoras figuras del club "Xeneize". No obstante, un incidente ocurrido en un torneo barrial resultó en una grave lesión ocular que le obligó a retirarse del fútbol a la temprana edad de 21 años.
Trayectoria de Luis Mario Saraco en el fútbolLa carrera de Saraco se vio truncada abruptamente, dejando atrás un futuro que muchos consideraban brillante.
Desde sus inicios en las divisiones inferiores hasta su ascenso al primer equipo, Saraco había dedicado su vida al club Boca Juniors, pero su trayectoria tomó un giro inesperado.
Todo se desencadenó tras un partido en un torneo barrial, donde el joven futbolista sufrió un golpe en el ojo que provocó un desprendimiento de retina. A pesar de someterse a un procedimiento quirúrgico, la recuperación no se desarrolló como se anticipaba.
Los especialistas médicos le advirtieron que continuar en la práctica del fútbol podría comprometer su visión de manera irreversible. Por consiguiente, Saraco se vio forzado a abandonar las canchas en un momento crucial de su carrera, justo cuando comenzaba a destacar en el deporte.
La vida de Luis Mario Saraco tras su retiro del fútbolPosterior a su retiro, Saraco tuvo que forjar un nuevo camino laboral para asegurar su sustento. Se estableció en Villa Luzuriaga, en el partido de La Matanza, donde comenzó a desempeñarse como conductor de remis.
A pesar de tener el potencial necesario para alcanzar el éxito en Boca, la realidad lo obligó a reconstruir su vida fuera del ámbito deportivo con el fin de alcanzar una estabilidad económica.